
Yulia Dibrovska Chorna
Cuestión de emociones
Somos un torbellino de emociones. A veces contradictorias, enredadas, complicadas y no expresadas. En nuestro afán de sobrevivir reprimimos inconscientemente todo lo que incomoda a nuestro yo consciente, pero reprimir no es solucionar aquello que causa el conflicto, es dejar que poco a poco vaya envenenando nuestra vida.
¿Cómo saber si reprimimos algo? ¿Cómo conseguir despertar esas emociones, procesarlas y sanarlas para que no sean un lastre para nuestro futuro?
El lenguaje se vuelve limitado cuando el dolor sobrepasa lo racional. Nos limitamos a sentir y tratar de respirar. Pero el arte, en todas sus formas, abre una vía alternativa: una puerta silenciosa hacia el interior que nos permite expresar lo que no podemos decir. En ese sentido, el arte no solo es una herramienta de expresión, sino también una forma de sanación.

Manualidades, el arte hogareño
Las manualidades, en particular, tienen un poder casi mágico. No requieren formación previa, solo la disposición a dejar que las manos hablen. Pintar, bordar, moldear, cocinar… cada una de estas actividades activa zonas del cerebro relacionadas con la calma, la concentración y la creatividad. Y cuando estas acciones se realizan en grupo, se transforma también en una experiencia de comunidad, de escucha y de validación compartida.
Esto es precisamente lo que ocurre cada viernes en la sede de la asociación Amigos de Ucrania, en Alicante. Allí se reúne el club femenino de la entidad: un espacio seguro donde mujeres ucranianas, muchas de ellas refugiadas que han huido de la guerra, se encuentran para compartir, crear y sanar. Entre tazas de té, charlas profundas y risas sinceras, las participantes transforman materiales sencillos en obras cargadas de emoción.
Cada sesión gira en torno a un tema: a veces hablan de duelo, de miedo, de esperanza, de maternidad en tiempos difíciles, o simplemente de la vida cotidiana. Mientras tanto, elaboran cuadros, pulseras, adornos o recetas típicas que evocan el hogar que han dejado atrás. Las manualidades no son solo un pasatiempo: son una forma de reconectar con sus raíces, de recuperar el sentido de pertenencia y de reafirmar su identidad en un país nuevo.
En este taller, el arte se convierte en puente entre el pasado y el presente, entre el trauma y la resiliencia. Y, sobre todo, en una forma de decir “aquí estoy”, sin necesidad de traducirlo a palabras.
La historia del club femenino de Amigos de Ucrania nos recuerda algo esencial: que sanar no siempre significa olvidar, sino aprender a narrar lo vivido de otras formas. Y que, a veces, basta con un pincel, un hilo de lana o una receta heredada para empezar a reconstruirnos.
No necesitas ser una artista ni tener grandes talentos, solo debes tener una cosa: paciencia. Paciencia hacia lo que te propongas a crear, paciencia hacia tu propio progreso y resultado, paciencia y comprensión hacia ti y tus vivencias.
Estamos acostumbrados a exigirnos siempre más. La sociedad nos inculca que debemos ser ideales, llegar a todo, siempre estar en evolución y al 100% de rendimiento. Lo cierto es que la transformación real muchas veces se produce en silencio, en tu mundo interno, mientras tus manos te ayudan a excavar y hallar todo lo que te habías empeñado en enterrar.

Tu bienestar está en tus manos
Sentirte bien no es algo que te deban traer las personas de fuera, aunque tener tu círculo de energía positiva siempre refuerza. Sentirte bien es una tarea que solo tú puedes conseguir si aprendes a manejar tus propias emociones.
Mediante el arte podrás liberar tensiones, rencores y miedos. ¿Te gustaría intentarlo por tu cuenta? Toma nota:
- El proceso vale más que el resultado. No importa cómo te salga tu creatividad, lo que de verdad va a transformar tu experiencia es el proceso que vivas mientras desarrollas la actividad. Suelta, siente, explora.
- Busca tu rincón mágico. Puede ser tu mesa favorita en casa, un parque donde te guste pasear, un banco frente al mar. Cualquier lugar es válido mientras sientas paz, seguridad y confort en él.
- Representa y proyecta. Utiliza los colores que te evoquen tus sentimientos, las formas o las texturas que mejor se adapten a lo que quieres expresar. Deja volar tu imaginación.
- Si prefieres compartir la experiencia con otras personas, puedes encontrar un grupo local en tu zona como del que hemos hablado en este artículo o incluso crear uno si no encuentras nada que se adapte a lo que necesitas.
- Ábrete a diferentes formas de arte. Puedes probar la pintura, la escritura, la cocina, la cerámica, la música, el teatro, la fotografía… ¡Hay tanto por descubrir!
- Tu obra te hablará. A su debido momento, después de pasar por tu propio proceso, pero te contará cosas sorprendentes sobre ti que no te imaginabas.
El bienestar empieza en nosotros mismos con sencillos gestos si tienes la valentía de comenzar a escucharte.