Yulia Dibrovska Chorna
La realidad vs. la perspectiva
Cuando todo se llena de luces, canciones navideñas y anuncios de perfumes, sabemos que ha llegado la época que para muchos es la más feliz y para otros, la que más se llena de dolor y soledad.
Mientras para unos son momento de reunión y celebración con amigos y familiares, para otros son un recordatorio doloroso de aquellos que no están, de las familias rotas o relaciones demasiado complicadas.
Sea como sea tu Navidad, recuerda que es más importante cómo te sientes que la imagen que piensas que debes proyectar. Hay muchas tradiciones, pero no hay obligatoriedad para ninguna si no te hacen sentir bien. Tú eliges cuáles van contigo y cuáles no. También es un buen momento para crear tus propias tradiciones. Lo fundamental es escucharte y decidir qué va a hacerte feliz.
Todos esperan que vayamos con una sonrisa a todas partes, pero lo cierto es que hay mucho estrés que sobrellevar.
- Los regalos de todo el mundo
- Las cenas y comidas de empresa
- Los regalos a las profesoras
- Las riñas familiares
- La llegada de personas poco afines a ti
- Decorar y preparar la casa
- Hacer lista de platos para la cena y la comida
- Decidir dónde se cena y dónde se come el día de Navidad
- Repartir los platos (y a veces también a los hijos) entre las fiestas
Todo esto convierte la época navideña en la más estresante para muchísimas personas. Para algunos por las tareas y para otros por la expectativa de los demás.
¿Tú también sientes el estrés y la presión? ¿Piensas que ojalá se acabe todo ya para volver a la calma y la rutina?
La vida con su brevedad e intensidad nos enseña una cosa: cada día es una oportunidad para crecer, aprender y ser más felices.
Sigue estos consejos para hacer de esta época, un tiempo para ti, lleno de calma.
¿Qué puede plantar la tristeza en ti?
Si estás intentando “tirar hacia delante” con lo que haya, pero por dentro sientes tristeza, aislamiento, abandono o rechazo hacia todo lo que sucede a tu alrededor, estas pueden ser algunas de las causas.
☹ Traumas del pasado. Esta época puede evocar sentimientos de trauma o desconfort por los años anteriores, por cómo te sentiste o por lo que viviste. A veces no sabrás ni qué fue exactamente, solo que vuelves a sentir todo su peso. Si en esa época faltó alguien querido o se produjo algún acontecimiento desagradable, puedes sentir ansiedad de forma anticipada en cuanto la “época más feliz” asoma.
☹ Soledad. Aunque estar con la familia puede ser algo desafiante, también lo puede ser sentir soledad. Mientras todos se reúnen con sus seres queridos, ver cómo no te está esperando nadie o por cuestiones como la distancia, no puedes estar con quienes te gustaría.
☹ Cargas económicas. Es una época de mucho gasto por todos los regalos, adornos, cenas y comida especial que se espera en la mesa. Puedes sentir que no tienes la capacidad de vivir las fiestas que te gustaría porque tu economía es más limitada.
☹ Ansiedad social. Si eres una persona que prefiere círculos más reducidos, estar constantemente rodeada de personas de menos confianza en las comidas de empresa y cenas con familiares lejanos puede sacarte por completo de tu zona de confort.
☹ Decisiones poco sanas. En estas fechas puedes pasarte con el alcohol intentando seguir el ritmo de algunos amigos, familiares o compañeros de trabajo, que trae irremediablemente un bajón anímico después. También las comidas copiosas pueden hacer que sientas más incomodidad con tu propio cuerpo, por dentro y por fuera.
Recuerda que compararte con otros es una fuente inacabable de dolor e insatisfacción. Si sientes que has plantado la tristeza en tu corazón, no riegues el dolor para que no crezca en algo grande y aplastante, robándote la calma y la felicidad.
Apaga los fuegos del estrés
Puedes lidiar con todo lo que te está sacando del lugar de calma en el que te gustaría estar en estas fiestas. Conócete y sincérate con tu “yo” interior. Debes cumplir con tus propias expectativas, no con las que tengan los demás. Por eso comprender cómo te sientes y por qué es tan importante. Para romper con la incomodidad y el dolor, primero debemos tomar conciencia de que está ahí por una razón y validar lo que sentimos. No hay sentimientos correctos o incorrectos. No trates de aplastar lo que pasa en tu corazón, primero, debes sacarlo a la luz e integrarlo como parte de tu experiencia.
Estas rutinas pueden ayudarte a volver a tu lugar de calma interior y vivir estas fechas con más plenitud que ningún otro año.
☺ El autocuidado no es negociable. Si sientes que necesitas descanso o hacer cosas que te “carguen” las pilas, las demás tareas deben esperar. Complacer a todo el mundo no te hará más feliz, primero te pones la “máscara de oxígeno” a ti y luego ayudas a ponérsela a los demás.
☺ Anticípate. Si has tenido experiencias poco agradables en otros años, intenta prevenir que vuelva a suceder. Avisa si hay temas que no quieres tocar en la cena de Navidad, si alguna tradición no va contigo pide que se omita o incorpórate a aquellos eventos que sí te gusten. Si en el pasado te sentiste mal con ciertas personas cuya compañía puedes evitar, trata de preverlo y así la “curva” no te volverá a pillar por sorpresa.
☺ Duerme. Puede que debas dejar atrás alguna fiesta, pero la falta de sueño es un factor de riesgo si no quieres que tus emociones se hundan y te precipites con ellos. Si sientes que tu paz mental se está yendo al traste, más vale cancelar a última hora que sufrir las consecuencias durante días o semanas (o incluso el año entero).
☺ Pon límites. No esperes que los demás entiendan de antemano lo que es mejor para ti. Comunícalo con calma y asertividad para no acumular negatividad que quizás luego salga de una forma que no querías.
☺ Céntrate en el lado positivo de las cosas y ayúdate con mindfulness. Si todo se vuelve gris, no sigas regando esos estados. En vez de eso, busca los rayos de sol, las sonrisas de personas que quieres, las notas que te hacen sentirte bien y las prácticas que vuelven a cargar tus pilas internas.
¡Que tus fiestas navideñas estén llenas de calma, alegría y crecimiento personal!