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Cómo lidiar con el estrés a través de la comunicación efectiva

Yulia Dibrovska Chorna

Más información. Menos comunicación

Vivir como en una “olla exprés” se ha convertido en un sentimiento que compartimos la mayoría. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, la información proveniente de todas partes nos inunda y satura sin darnos ningún respiro.

De media recibimos entre 6000 y 8000 inputs de información a diario. Una exposición publicitaria cada 10 segundos. Ahora cuenta cuántos momentos de paz y desconexión consigues en tu día a día. Preocupante, ¿verdad?

Sin embargo, más información no significa que nos comunicamos más. Culpábamos a la televisión de ser un medio de comunicación pasivo donde la información solo fluía en una dirección. En la práctica, aunque podemos comentar y reaccionar a las publicaciones en las redes sociales y blogs, solemos consumir estas informaciones de manera pasiva: ver y deslizar, ver y deslizar…

Hay más personas conectadas que nunca y, sin embargo, hay más soledad social y malentendidos que nunca. Creemos que darle un “me gusta” a una publicación es “estar ahí” para alguien. Incluso nos podemos sentir partícipes de su vida porque leemos sus publicaciones, vemos dónde ha ido de vacaciones con su familia o qué cargo ocupa en la actualidad. Pero todo ello sin una conversación por muy simple que sea de por medio.

Hace algún tiempo había personas que decían que seguían llamando por teléfono para que no sea todo por WhatsApp. Ahora las redes sociales han sustituido incluso la necesidad de intercambiar mensajes. Ya solo intercambiamos reacciones. Emojis como mucho.

Imagen de un teléfono móvil con aplicaciones de redes sociales

La comunicación como herramienta

Los humanos somos seres sociales. Necesitamos comunicarnos y sentirnos escuchados por otros. Así, una comunicación efectiva es una poderosa herramienta emocional que ayuda a combatir el estrés y la sensación de aislamiento y soledad.  

La ansiedad que sentimos en la vorágine emocional del día a día a menudo nos lleva a dar por sentado que el otro entiende exactamente lo que queremos y sabe lo que necesitamos con precisión. En realidad, si no comunicamos nuestras necesidades y deseos, al resto les queda solo adivinar cuáles son nuestras intenciones. Como resultado, surgen muchos conflictos en el seno de la familia, en el trabajo o cualquier otro ámbito que frecuentemos. 

Expresar nuestras emociones ayuda no solo a clarificar las situaciones que estamos viviendo, sino también a interiorizar las experiencias vividas. 

Las prisas hacen que vivamos en modo piloto automático más tiempo del que somos conscientes. Una comunicación desde el interior, meditada y sentida, nos ayudará a conectar mejor tanto con los que nos rodean, como con nosotros mismos.

Estrategias para lograr una comunicación efectiva

Aprender a hablar o escribir no nos enseña cómo comunicar de forma efectiva, con respeto y conexión con nuestros sentimientos y los de nuestro interlocutor. Son habilidades sociales que se aprenden y desarrollan y pueden adquirirse en cualquier momento de nuestra vida. 

  • Escucha activa 

La saturación por el flujo constante de informaciones que nos llegan hacen que no profundicemos en los mensajes. Intentamos interpretar todo muy rápido y estar listos para dar una respuesta.  

La comunicación efectiva necesita una escucha activa, una actitud de apertura hacia el otro sin distracciones como el móvil, una película o cualquier otra interrupción. Una atención plena de la que surja la comprensión y empatía más profundas. 

Mira a los ojos, usa lenguaje no verbal abierto y gesticula acorde a la conversación. Si no has entendido algo, puedes siempre pedir que te lo reformulen o profundicen en el tema. Con eso solo demostrarás que de verdad te importa la persona que te habla y aquello que te comunica.

  • Actitud asertiva

En la comunicación todo es mensaje. El cómo decimos las cosas no es menos importante que las palabras o el tono que elegimos. 

La asertividad significa expresar nuestras emociones y pensamientos en una forma que no dañe al otro, con honestidad y respeto. No es lo mismo decir “siempre lo tiras todo” que decir “me siento frustrada cuando no recoges tus cosas”.

Aunque parezca que es menos duro lanzar indirectas, para una comunicación efectiva lo mejor es ser claros y directos, sin irnos por las ramas y dar pie a que haya malas interpretaciones de nuestras palabras o intenciones. 

  • Céntrate en la solución y no en el problema

“Hablando se entiende la gente” no es solo una frase popular. Es inevitable tener conflictos en el trabajo, en casa o incluso con amigos. La única manera de resolver las situaciones incómodas es expresando nuestros sentimientos y aceptando los que nos traslada la otra persona. Entonces es posible llegar a empatizar y entender otras posturas a la vez que analizar la tuya propia.

Piensa en dónde puede estar el verdadero problema o fuente del conflicto y busca una solución donde ambas partes cedan y ganen al mismo tiempo, el famoso win-win. 

Cuando te enfrentes a una conversación difícil o incómoda, mantén la calma y piensa en las palabras que describen mejor tus sentimientos y emociones. No te quedes en lo negativo del momento y céntrate en buscar la solución.

  • El “no” es sano 

Para poder manejar nuestra comunicación de forma efectiva debemos saber decir “no” y poner límites. Dilo de forma clara, honesta, sin irte por las ramas, evitando decir lo que realmente sientes. 

Aunque no tienes por qué justificarte, puedes dar información sobre tu decisión si sientes que puede ayudar a entender tu postura.

Intentar contentar a todo el mundo es extremadamente agotador y solo te traerá más estrés y frustración. Sincérate contigo y practica el “no” para liberarte de lo que no necesitas en tu vida.

Imagen de una mujer sentada frente a un lado y montañas
  • Hablar en positivo tiene premio 

El cómo nos comunicamos puede elevar los ánimos o, por el contrario, hundirlos. Por eso es tan importante hablar en positivo y hablarnos en positivo a nosotros mismos. Animar a otros y elogiarlos relaja el ambiente y reduce el estrés en general. La gratitud aumenta el bienestar y la satisfacción con uno mismo. 

Huye de los rumores y la negatividad. Aunque no hablen de ti, envenenan el ambiente y a las personas involucradas. 

Recuerda que es igual de importante hablarte de forma positiva y amorosa. Date el tiempo que necesitas, no te machaques si te equivocas. 

La meditación puede ayudarte a escuchar tu interior y a purgar los mensajes que te lanzas a diario. 

La comunicación efectiva es una herramienta con mucha fuerza para ayudarte a ser más feliz y tener más éxito en cualquier ámbito. Trabájala y el esfuerzo habrá merecido la pena. 

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